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Foto del escritorGerardo Gaxiola Gallardo

Un Camino Hacia la Transformación Social y Económica


Mexicanos y mexicanas,


Hoy, me dirijo a ustedes no solo como un ciudadano inconforme, sino como alguien que cree profundamente en el potencial de nuestra nación y en la capacidad de sus ciudadanos para transformar nuestra realidad. Más de 70 millones de mexicanos viven en pobreza, una cifra inaceptable que nos debe indignar y convocar a la acción.


Este no es el resultado de un solo factor, sino de un sistema que, por décadas, ha ignorado las necesidades de muchos y ha fallado en entender cómo generar y distribuir riqueza de manera sostenible. Nos hemos estancado en una narrativa de promesas vacías y de políticas cortoplacistas que no abordan las raíces del problema.


Sin embargo, este no es un llamado al resentimiento ni a la confrontación. Es un llamado a la comprensión y a la construcción conjunta de un camino nuevo. No podemos resolver la pobreza solo con asistencia gubernamental ni imprimiendo dinero para que pierda su valor al día siguiente. 


Debemos aprender a crear y compartir valor


Para lograrlo quiero plantear 7 áreas de enfoque de trabajo:  


1. Los emprendedores y empresarios: Generadores de empleo y riqueza


Es fundamental reconocer el papel que juegan los empresarios y emprendedores en nuestra realidad económica. No podemos ignorar que son ellos quienes, con su esfuerzo, creatividad y visión, construyen las bases de nuestra economía­. Generar riqueza no es un pecado, al contrario, es la base para crear oportunidades para millones de mexicanos.


Estos hombres y mujeres arriesgan su capital, enfrentan obstáculos y crean empleos que son el sustento de millones de familias. Es tiempo de que como nación, dejemos de demonizar la creación de riqueza y entendamos que sin ellos, no hay empleo ni desarrollo. Nuestro deber es apoyar a aquellos que buscan emprender, ya sea con grandes empresas o pequeños negocios.


Pero ese apoyo no debe traducirse en concesiones injustas ni en favoritismos; debe significar un entorno que facilite el crecimiento a través de políticas justas, acceso a crédito y un sistema tributario eficiente. 


Porque, al final, el éxito de un empresario se traduce en mejores empleos y en más oportunidades para todos.


2. El verdadero valor no se crea ni se reparte desde los escritorios del gobierno


La solución no es imprimir dinero y repartirlo indiscriminadamente. Esa es una receta que destruye el valor, genera inflación y nos empobrece a todos pero especialmente a los que menos tienen. La riqueza debe crearse con esfuerzo y trabajo, no con decretos. Por eso es esencial, que construyamos una economía­ donde se fomente el emprendimiento, la innovación y la inversión.


El gobierno no debe ser el dueño de la riqueza, sino el facilitador del entorno para que los ciudadanos la generen. Esto significa reducir la burocracia, asegurar la competencia justa y garantizar que el marco legal permita que quien invierte en México vea resultados claros y no obstáculos interminables.


3. Un sistema económico inclusivo y solidario


Aunque el papel del empresario es vital, no podemos dejar de lado la inclusión. Un sistema económico que solo beneficie a unos pocos está destinado al fracaso. 


Debemos apostar por un modelo que promueva el crecimiento con inclusión, donde el pequeño productor, el artesano, el campesino y el emprendedor tengan las mismas oportunidades de prosperar que un gran empresario.


Esto no significa regalar recursos, sino apoyar el esfuerzo y la innovación en todos los niveles. Cada mexicano, sin importar su origen o condición, debe tener acceso a las herramientas necesarias para contribuir y beneficiarse de la economía. 


Este es el camino hacia una verdadera transformación: un país donde el valor se genera y se comparte, no se redistribuye artificialmente.


4. Educación y capacitación para el futuro


Para que México avance, es esencial que los mexicanos estén preparados para los desafíos del futuro. La educación de calidad y la capacitación son fundamentales para que los jóvenes no solo busquen empleo, sino que tengan las habilidades para crearlo. Necesitamos una reforma educativa que prepare a nuestros ciudadanos para un mundo en constante cambio, uno donde la tecnología­a y la creatividad jueguen un papel central en la construcción y reconocimiento de valor económico.


Invirtamos en las mentes de nuestros jóvenes, en la ciencia, la tecnología­ y el emprendimiento, para que México deje de ser un país que importa ideas y productos y se convierta en uno que exporte innovación y soluciones.


5. Un pacto económico basado en la justicia y la transparencia


No puede haber crecimiento ni prosperidad sin justicia. Es por eso que propongo un pacto económico basado en la justicia y la transparencia, donde los empresarios puedan operar en un entorno de reglas claras y justas, y donde la corrupción sea combatida de manera firme. La corrupción es el cáncer que frena el crecimiento y las oportunidades para todos.


Un México próspero es un México donde todos jugamos bajo las mismas reglas, donde no haya cabida para los privilegios ni las influencias, sino para el mérito y el trabajo.


6. Incentivar la innovación y la sostenibilidad


Debemos ver hacia el futuro. México tiene el potencial de convertirse en una potencia económica si aprovechamos nuestras fortalezas: nuestra juventud, nuestros recursos naturales y nuestra capacidad de innovación. Es momento de invertir en energías limpias, en tecnología sostenible y en nuevas industrias que no solo generen riqueza, sino que también respeten nuestro medio ambiente y ofrezcan empleos dignos para las próximas generaciones.


7. Un camino de unión y construcción


Es fácil caer en la división. La política de siempre ha buscado enfrentarnos, hacernos ver a los unos contra los otros. Pero eso no nos llevará a ninguna parte. Nuestro desafío es unirnos, es construir juntos un México donde tanto el pequeño productor como el gran empresario, tanto el trabajador como el emprendedor, tengan un lugar en la economía­.



Mexicanos y mexicanas, la verdadera transformación no se da desde el resentimiento, sino desde la construcción conjunta. Todos tenemos un papel que jugar. El empresario que genera empleos, el trabajador que con su esfuerzo diario impulsa a su familia y el gobierno que debe asegurar las condiciones para que esto suceda.


Este es un llamado a construir un México donde el valor se crea y se comparte, un México donde la justicia, el trabajo y la innovación sean los pilares de nuestro desarrollo. 


¡Es tiempo de un cambio real! Un cambio que surja de nosotros, de nuestra capacidad para soñar y trabajar por un mejor mañana.


Por un México más justo, más próspero y más unido. 


Su amigo, Gerardo Gaxiola Gallardo.


¡Construyámoslo juntos!



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